Consejos para un buen matrimonio

Es un extracto de la carta que Paul Newman le escribió a su segunda mujer, antes de casarse.

Este es el decálogo para construir un buen matrimonio:

«La felicidad en el matrimonio no es algo que simplemente suceda, un buen matrimonio debe crearse.

En el Arte del Matrimonio las pequeñas cosas son las grandes cosas; nunca sé es tan viejo como para no sostenerse las manos.

Hay que recordar decir «te amo» al menos una vez al día, y nunca irse a dormir enojados.

Nunca hay que hablar al otro solo por ser condescendiente; el cortejo no debe terminar con la luna de miel, debe continuar a través de los años.

El Arte del Matrimonio es tener un sentido mutuo de valores y objetivos comunes, es pararse juntos enfrentándose al mundo.

Es formar un círculo de amor que se alimenta en toda la familia.

Es hacer cosas para el otro, no en la actitud de servicio o sacrificio, sino en el espíritu de gozo.

Es hablar con palabras de apreciación y demostrar gratitud de manera considerada.

No se busca la perfección en sí, el Arte del Matrimonio es cultivar la flexibilidad, la paciencia, la comprensión y el sentido del humor.

Es tener la capacidad de perdonar y de olvidar.

Es dar al otro una atmósfera en la que cada uno pueda crecer.

Es encontrar espacio para las cosas del espíritu, en una búsqueda común del bien y la belleza.

Es establecer una relación en la cual la independencia sea por igual, la dependencia mutua y las obligaciones recíprocas.

No es sólo casarse con la pareja perfecta, es ser la pareja perfecta.

Es descubrir lo que el matrimonio puede ser, en su mejor momento»

Fuente

Un bonito poema

A xusticia pola man. Rosalía de Castro

Aqués que tén fama d’ honrados na vila
roubáronme tanta brancura qu’ eu tiña;
botáronme estrume nas galas dun día,
a roupa de cote puñéronma en tiras.
Nin pedra deixaron en dond’ eu vivira;
sin lar, sin abrigo, morei nas curtiñas;
ó raso cas lebres dormín nas campías;
meus fillos… ¡meus anxos!… que tant’ eu quería,
¡morreron, morreron ca fame que tiñan!
Quedei deshonrada, mucháronm’ a vida,
fixéronm’ un leito de toxos e silvas;
i en tanto, os raposos de sangre maldita,
tranquilos nun leito de rosas dormían.

―――

―Salvádeme ¡ouh, xueces!, berrei… ¡Tolería!
De min se mofaron, vendeum’ a xusticia.
―Bon Dios, axudaime, berrei, berrei inda…
tan alto qu’ estaba, bon Dios non m’ oíra.
Estonces, cal loba doente ou ferida,
dun salto con rabia pillei a fouciña,
rondei paseniño… (ne’ as herbas sentían)
i a lúa escondíase, i a fera dormía
cos seus compañeiros en cama mullida.

Mireinos con calma, i as mans estendidas,
dun golpe ¡dun soio! deixeinos sin vida.
I ó lado, contenta, senteime das vítimas,
tranquila, esperando pola alba do día.

I estonces… estonces cumpreuse a xusticia:
eu, neles; i as leises, na man qu’ os ferira.

Rosalía de Castro (1993). Follas Novas. (Vigo: Galaxia)

Las victimas también piden justicia. Pero nadie se la quiere dar Que país

¡Que bonito!

Me asomaba a verlos
pasar por mi puerta,
tres nenes hermosos
qu´iban a la escuela…

los tres pequeñicos, los tres casi iguales…
¡ tres caras bonicas como tres estrellas !

Iban tan limpicos!… A la madre siempre,
los veía en ellos, sin saber quién era:

me la imaginaba
como el pan de buena…
me la imaginaba, por lo curiosa,
¡ como el agua pura que nace en las peñas !…

Iban tan limpicos
que yo me decía: De seguro que ella
los viste y se mira, como en tres espejos,
en sus tres hijicos…¡ como si lo viera !

En algunos días
no vi por mi puerta
pasar a los tres nenes…
sintiendo extrañeza,
pregunté por ellos y me contestaron:
¡ Lastima de hijicos !…no van a la escuela
porque está su madre malica en la cama
¡ que Dios se la lleva !
… … … … … … … … … … … … …

Al poquico tiempo pasaron los nenes,
otra vez junticos, los tres por mi puerta…

¡ Llevaban al cuello
la cintica negra!…
sin que la llevaran,
su esgracia se viera:

iban dejaicos…sin aquel apaño
propio de la madre…sin la gracia aquella…
¡ Lástima de hijicos !…
¡ se me heló la sangre, de verlos, la sangre en las venas!

Vicente Medina